No hace mucho, hasta prácticamente ayer, el flujo de sicilianos – entre otras zonas del denominado mezzogiorno, sur de Italia– emigraban al norte del país buscando opciones laborales.

Sicilia es una de las regiones con mayor tasa de desempleo, y a la precariedad de trabajo hay que unir la desidia histórica de la administración, las trabas burocráticas del laberinto del minotauro isleño (algo de lo que tampoco es ajeno el resto de Italia), y el amiguismo o corrupción.
Como consecuencia de este funesto cóctel, incluso los más batalladores emprendedores se han ido rindiendo frente a los muros de incomprensión locales. Las fotos de políticos inaugurando polos industriales o distritos tecnológicos con pies de barro, a menudo escondiendo desvíos de capital, han ido desilusionando a los jóvenes, que incluso armados de ideas productivas, han preferido las oportunidades de Milán o de Barcelona.
La emigración por trabajo es un hecho histórico que ya desde principios del XX se tradujo en la emigración hacia Estados Unidos o Australia por ejemplo, con decenas de miles de isleños que partieron para no regresar. Tras la Segunda Guerra Mundial ese flujo tuvo un carácter nacional, con una despoblación de muchas zonas rurales hacia los polos industriales del norte de Italia, especialmente a Milán o Turín.
Y tras la crisis económica mundial de 2008 fueron otros tantos jóvenes los que huyeron de Sicilia. Hoy, tras los efectos aún inciertos de la pandemia, son numerosos los extranjeros y esos jóvenes de 2008, los que son conscientes de las oportunidades que se presentan.
Destino Sicilia
Tradicionalmente ha sido el turismo y la agricultura la dupla que ha cimentado la economía siciliana. Y es cierto que la fertilidad del «granero de Roma» – como lo denominaban los romanos- y la belleza singular de Sicilia, deben aprovecharse como recursos. Sin embargo, la dependencia del turismo se ha demostrado un arma de doble filo, máxime en éstos tiempos en los que viajar es imposible. Es por ello que las terceras vías se demuestran más que nunca necesarias.
Al buen clima mediterráneo, la excelsa gastronomía, el vasto patrimonio de una tierra que ha sido cruce de caminos de todas las civilizaciones del Mare Nostrum, hay que procurarle herramientas para atraer capital humano que a su vez revierta económicamente en su dinamización .
Nómadas digitales en Sicilia
Entes como South Working se han creado para catalizar la realidad de mentes creativas que quieren volver al sur de Italia para trasladar a su tierra de origen los proyectos online que han conseguido lanzar durante sus años trabajando fuera. South Working es una propuesta para trabajar online desde el sur de Italia. El proyecto, creado por Global Shapers – Palermo Hub, intenta dinamizar el smart working, ayudando a los trabajadores a volver al mezzogiorno.

Sin embargo, más allá de los espejismos, el concepto de nómadas digitales en el Sur de Italia -y concretamente en Sicilia-, debe tejerse de forma consistente para evitar que quede difuminado. Son precisamente los medios de comunicación los que confunden llevando a la desinformación a la población. No es la primera vez que se reproducen noticias sobre las «casas a un euro» en alguna población del interior de la isla. La lectura superficial no contribuye a desentrañar la realidad. Bajo estas titulares efectistas está el compromiso de hacer una inversión en remodelar las casas, algo que no se explica con la suficiente claridad como para sacar provecho a una realidad que sí que podría beneficiar a estas zonas deprimidas.
Por otro lado, de qué sirve que las casas sean económicas si no existen buenas comunicaciones, ancho de banda de internet, posibilidad de alquilar espacios de co-working o apoyo en temas contables, administrativos, jurídicos o incluso sanitarios y escolares para la familia de los emprendedores.
Sin duda, el concepto de Sicilia como refugio para trabajadores digitales es atractivo, pero hay que mejorar las costuras de la red para que la arena no se escurra entre los dedos. El objetivo debe planificarse a largo plazo para estimular la economía del Sur, aumentando la cohesión territorial entre las diferentes regiones de Italia y de Europa, y descentralizando tanto la riqueza como la densidad de población.